Ha fallecido el primer director del INFIQC, el Prof. Dr. Eduardo H. Staricco. En estos días se escriben distintos obituarios, notas y recuerdos de quienes conocieron a Eduardo. Es difícil en estos momentos expresar todo lo que la comunidad del INFIQC seguramente siente. Por eso en estos momentos de honda tristeza, desde la Dirección del INFIQC intentaremos recordarlo como profesor, colega, investigador, amigo, compañero, en fin, como cada integrante del Instituto crea mejor hacerlo.


Nuestro instituto, INFIQC, que cumplió, recientemente, 38 años, fue primero un programa del CONICET, PRIFIQUI, y luego una Unidad Ejecutora de doble dependencia CONICET-UNC. Comenzó a generarse con dos áreas de investigación, Cinética Química y Electroquímica. Staricco encabezó las gestiones que tuvieron fuerte respaldo por parte del Dr. A J Arvia (también recientemente fallecido) desde el Directorio del CONICET. Luego se incorporó el área de Fisicoquímica Orgánica. Designado Staricco como director, el INFIQC tuvo un desarrollo notable hasta constituirse en una de las Unidades Ejecutoras CONICET-Universidad más grandes en número de integrantes y de producción científica del país.


Para entender mejor quien fue Staricco debemos remontarnos a sus orígenes. Nació en la ciudad de Buenos Aires. Ya en Córdoba hizo la escuela primaria, pero retornó a Bs. As. para cursar estudios secundarios en la Escuela Industrial. Regresó a Córdoba y se inscribió en la carrera de Farmacia, que entonces era parte de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC. En la Escuela de Farmacia y Bioquímica de esa Facultad rápidamente integró el Centro de Estudiantes en cuya representación integró el Consejo Directivo de la Facultad. Así las cosas, con otros consejeros, presentó en el Consejo Directivo de Medicina un proyecto de creación de la Facultad de Ciencias Químicas.

Entre otras cuestiones, el proyecto contemplaba la separación de las carreras de Farmacia y de Bioquímica, el método de estudios por semestres, la inscripción por materia, y la estructura departamental. Aprobado el proyecto por la Asamblea Universitaria, se lo designó primero, Instituto de Ciencias Químicas, por carecer de Profesores por concurso en cantidad necesaria para conformar su Consejo Directivo.

Eduardo Staricco se graduó como Bioquímico con Medalla de Oro y Diploma de Honor en la Universidad Nacional de Córdoba.  Realizó su doctorado en la Plata bajo la dirección del Prof. Hans Schumacher en cinética de reacciones químicas del flúor, comenzando lo que fue su largo periplo de desarrollo de la Cinética Química, y que, a su regreso, creó como línea de investigación en Córdoba.

Ya como docente llevó a cabo estudios pos-doctorales en Alemania y a, posteriori en EEUU. Ocupó todos los cargos de profesor hasta finalizar su carrera como Profesor Emérito. En CONICET alcanzó la categoría máxima de Investigador Superior. Tuvo una destacadísima actividad en gestión ocupando los siguientes cargos directivos: director del Departamento de Físico Química; Vicedecano y Decano en la Facultad de Ciencias Químicas; Vicerrector y luego Rector de la Universidad Nacional de Córdoba; impulsor de la creación y presidente del CONICOR, de la Provincia de Córdoba y finalmente, presidente de la Academia Nacional de Ciencias.

Poseedor de una gran capacidad política y de conducción, hábil gestor de iniciativas, supo generar equipos de trabajo y conducción.

Hasta aquí la excelsa actividad desplegada por Eduardo Staricco, como estudiante, docente, investigador y directivo, relacionada con los aspectos académicos de la ciencia. Sin embargo, y en paralelo, su vida se desenvolvió, también, por otros aspectos menos conocidos tal vez, pero, no por ello menos profundos. Ávido amante de los libros, de la lectura y del teatro. Seguidor de Borges y de Beckett. Compulsivo comprador de libros originales en inglés (Prefería leer en ese idioma porque, afirmaba, ¡las traducciones suelen tener mucho errores!), y sumamente culto.

Dueño de un carácter afable, pero de una gran personalidad no siempre era sencillo saber lo que pensaba. De una conversación sumamente amena, abría y cerraba paréntesis, pero no olvidaba jamás cuando alguno permanecía abierto. Hoy, la pregunta es ¿Cerró un paréntesis de su vida? O ¿Abrió uno nuevo y, cómo le gustaba decir, ¿lo cerrará en el infinito?

Nuestras condolencias a sus hijos y nietos por esta triste transición.
QEPD, Dr. Staricco.

Desde la Dirección del INFIQC agradecemos la colaboración del Dr. Vicente A. Macagno en la escritura de esta breve reseña.

GUSTAVO A. PINO – RAÚL E. CARBONIO